martes, 23 de febrero de 2016

Estereotipos en publicidad



Para la R.A.E. el estereotipo es una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Una imagen que representa a un colectivo. Se trata de un conjunto de creencias acerca de las características de las personas de un grupo determinado que es generalizado a casi todos los miembros del grupo.

Hace mucho tiempo que la publicidad dejo de vender solo productos, vende un estilo de vida, felicidad, bienestar, éxito laboral, social y personal... y todo ello lo vende con unos estereotipos muy alejados de la realidad, una completa utopía.


Estos son algunos de los estereotipos más comunes en publicidad:

La mujer: ama de casa, esposa, madre, si trabaja fuera casi siempre esta subordinada a un jefe,  pero también mujer objeto, mujer fatal, siempre inestable emocionalmente,  o pasiva, frívola, tierna, sumisa, dependiente, débil, menor desarrollo intelectual….. Y, por supuesto, siempre bella.
En publicidad, pues, suele desempeñar principalmente dos funciones:
1.- Destinataria de ciertos productos de utilidad doméstica o de belleza
2.- Objeto decorativo o “cebo”, objeto de deseo para vender al hombre otro tipo de productos
Este anuncio de Lancia es un claro ejemplo, en 2008 se ganó a pulso el Premio florero a la peor publicidad:

                                   



La situación ha cambiado, o quieren hacer que parezca que ha cambiado, la estética es diferente, como la nueva "superwoman" esa mujer incansable, ¿pero y el fondo?, inequívocamente sigue siendo el mismo, muy moderna pero sigue sin tener la ayuda del hombre y todas las tareas siguen recayendo únicamente en ella.


El hombre, aparece con una serie de valores igualmente estereotipados, en una serie de roles que le guste o no,  la sociedad le exige asumir: es estable emocionalmente, dinámico, agresivo, dominador, racional, valiente, intelectualmente capaz, amante del riesgo…. Pero tampoco debe descuidar su aspecto físico: hace unos cinco años surgió el concepto de metrosexual, ese hombre tan preocupado por su aspecto como se supone lo están las féminas, y desde luego la estrategia, premeditada o no, fue un acierto comercial y hoy ya todas las firmas se lanzan a desarrollar productos de belleza masculina.





El estereotipo masculino apenas a sufrido cambios a lo largo de los años, es el hombre por excelencia, el triunfador... solo ha sufrido cambios su estética para ser el objeto de deseo de todas las féminas.

La publicidad infantil marca aún más, si es posible, los roles masculino/femenino. Los niños de los anuncios son traviesos, inquietos, alborotadores, rebeldes. Representan la irresponsabilidad y la despreocupación.  Pero también están llenos de vitalidad, es precisamente esa vitalidad la que disculpa muchas de sus travesuras.  Las niñas, por el contrario, son ordenadas y obedientes, aceptan las reglas de la madre, la ayudan en el trabajo del hogar, asumen la responsabilidad del cuidado propio e incluso de hermanos menores… Cuando aparecen niños y niñas, el niño suele ser protagonista. 


                           

                    
                                


Otros estereotipos comunes, más bien de acción son por ejemplo, que los hombres recién afeitados son más atractivos, las cervezas se toman solo entre amigos (hombres) menores de 35 años, las tareas del hogar las realizan siempre las mujeres, los hombres se lavan el pelo sólo con champú anticaspa, las mujeres no conducen o que las celebridades son consumidoras fanáticas de los productos que promocionan, entre muchos otros.


Estereotipos que tenemos interiorizados desde siempre y que damos por buenos sin apenas cuestionarlos, aún sabiendo que realmente no son válidos ni reales.